Valor añadido

Cuando hablamos de valor añadido debemos saber a qué ámbito debemos aplicarlo. Podemos hablar de valor añadido en la actividad de una empresa como la diferencia entre los costos en que incurre para realizar sus productos y los ingresos por su venta. Si suponemos que estamos hablando de una empresa de producción, su valor añadido será la diferencia entre la cifra de ventas de un periodo y los gastos de producción necesarios. En definitiva, se entiende por valor añadido el aumento de riqueza que genera en un periodo de tiempo determinado la actividad de una empresa.

Por otro lado, si hablamos de valor añadido en un producto será el incremento de valor que vas sufriendo en las diferentes etapas de su producción

Si, por ejemplo, nuestra empresa se dedica a la fabricación de sillones, comprará materias primas como madera, cola, tela o clavos para su fabricación. Todas estas materias primas se utilizarán en el proceso productivo dando lugar a un producto terminado cuyo valor económico es mayor que el conjunto de piezas utilizado para elaborarlo.

El cálculo del valor añadido de un producto no se puede limitar al valor económico de las piezas que lo forman. Se deberá añadir también los costes necesarios para su producción que van desde la mano de obra, la amortización de los bienes de equipo utilizados, el arrendamiento del local donde se realizan y muchos mas gastos necesarios para la producción. También se deberán tener en cuenta una serie de factores que no se miden de manera monetaria como pueden ser los deseos de los clientes, su satisfacción, las tendencias y gustos, su utilidad, su calidad, su buena imagen, la exclusividad, etc.

Todo esto hace que, en determinados artículos su cálculo no sea sencillo de realizar. En estos casos, aun no siendo el método mas idóneo, se entiende por valor añadido el precio de venta del artículo

El valor añadido no es exclusivo de los productos, sino que también se puede aplicar a los servicios que presta una sociedad. Si la actividad de la sociedad es, por ejemplo, la gestión de empresas, el gasto de materias primas aquí será el tiempo dedicado a cada trabajo. Se trata de transformar ese tiempo y los conocimientos en un servicio que aporta un valor añadido al cliente.

Contablemente se considera como valor añadido la diferencia entre compras y ventas, es decir, la diferencia entre el precio por el que se vende un producto y el precio que ha costado producirlo. Esta definición es mas simplificada pues no incluye los factores que antes hemos mencionados como determinantes del valor añadido.

Fiscalmente el valor añadió está gravado con el Impuesto Sobre el Valor Añadido (IVA). Este impuesto es lo que ingresa la Agencia Tributaria como valor añadido de una producción. En los costes la sociedad tendrá que pagar un IVA por los bienes y servicios adquiridos (IVA soportado) y en sus ventas recaudará un IVA sobre el precio de venta (IVA repercudido) La diferencia entre uno y otro será lo que la empresa abonará a la Hacienda Pública, normalmente de manera trimestral.

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