Las víctimas de delitos no sufren solo daños directos concretos asociados a hechos concretos, también pueden enfrentar efectos emocionales graves durante los procesos policiales y judiciales posteriores.
Este fenómeno se llama victimización secundaria o revictimización, consiste en el impacto negativo que provoca el hecho de revivir constantemente un trauma al contar lo sucedido, lo que intensifica el sufrimiento y dificulta la recuperación emocional.
En el Máster en Psicología Jurídica y Criminología + 60 Créditos ECTS online de INEAF se abordan las claves y herramientas necesarias para asistir a las víctimas de un delito, así como las pautas para analizar el comportamiento del delincuente y desarrollar estrategias de prevención criminal.
Definición y causas
La Real Academia Española (RAE) define la victimización como el “acto o proceso de convertir a una persona en víctima por medio de la violación de derechos con actos deliberados, o involuntarios, que son dañosos”.
En este contexto, la victimización secundaria ocurre cuando las heridas psicológicas se reabren durante la investigación o el juicio. Las víctimas deben relatar los hechos repetidamente: al presentar la denuncia, declarar ante el juez o enfrentarse al interrogatorio en el juicio. Este proceso las obliga a revivir momentos traumáticos, lo que puede intensificar su dolor emocional y generar sentimientos de desamparo.
Formas de victimización secundaria
Existen muchas formas en que una víctima puede ser revictimizada. Entre las más comunes están:
- Falta de información: Las víctimas suelen desconocer sus derechos y el funcionamiento del proceso judicial. Esto genera incertidumbre y frustración, aumentando su estrés emocional.
- Lentitud procesal: Los procesos judiciales pueden extenderse durante años. Durante este tiempo, las víctimas no pueden cerrar el capítulo ni avanzar en su recuperación personal.
- Declaraciones repetidas: Contar los detalles del delito varias veces a diferentes actores (policía, jueces, abogados) aumenta el estrés y reabre heridas emocionales. Este problema podría reducirse tomando las declaraciones como prueba preconstituida, lo que evitaría la reiteración innecesaria de un relato traumático.
Un caso claro es el de las víctimas de violencia sexual. A menudo, deben revivir su experiencia dolorosa frente a preguntas invasivas o desafiantes, lo que agrava su malestar y refuerza sentimientos de vulnerabilidad.
Consecuencias de la revictimización
La victimización secundaria agrega sufrimiento al daño inicial. Puede desencadenar ansiedad, depresión o miedo a participar en procesos legales. Además, en algunos casos, las víctimas optan por no denunciar para evitar este dolor adicional, lo que deja los delitos sin resolver y a los perpetradores sin castigo, esto también perpetúa la sensación de injusticia y aislamiento.
Medidas para evitar la victimización secundaria
Prevenir la revictimización requiere medidas concretas y efectivas que prioricen el bienestar de las víctimas:
- Información clara y accesible: Desde el primer contacto, se debe garantizar que las víctimas comprendan sus derechos y el proceso judicial. Esto incluye proporcionar guías sencillas y acompañamiento constante.
- Formación especializada: El personal policial, médico y judicial debe estar capacitado para tratar con sensibilidad a las víctimas y evitar comentarios o actitudes que refuercen su dolor.
- Declaraciones únicas: Tomar testimonio una sola vez y usarlo como prueba reduce el impacto emocional, disminuyendo la necesidad de revivir los hechos en múltiples ocasiones.
- Entornos seguros: Crear espacios cómodos y privados para las declaraciones protege la intimidad de las víctimas y les brinda mayor confianza durante el proceso.
- Apoyo psicológico: Contar con profesionales que ofrezcan atención emocional puede ayudar a las víctimas a manejar el estrés y la ansiedad derivados del proceso judicial.
Tipos de victimización
Los efectos de un delito no solo afectan a quien lo sufre directamente. Existen tres tipos principales de victimización:
- Primaria: Daños directos sufridos por la víctima del delito, tanto físicos como psicológicos.
- Secundaria: Daños psicológicos causados por el proceso judicial o investigativo, muchas veces provocados por la falta de sensibilidad en el trato a la víctima.
- Terciaria: Impacto en personas cercanas a la víctima o al acusado, como sus familiares, quienes también pueden sufrir las consecuencias emocionales y sociales del delito.
Ejemplo de victimización secundaria: caso de la Manada
Un caso conocido de victimización secundaria es el de la Manada. Una joven violada por cinco hombres en 2016 tuvo que declarar múltiples veces. En el juicio, enfrentó preguntas agresivas que cuestionaban su comportamiento, como si debía haber gritado o por qué publicó fotos en redes sociales después del ataque.
Entre las preguntas que se le realizaron, están, entre otras: “¿Por qué no gritó?” “¿Hablaron de sexo explícitamente?” “¿No es cierto que fue usted la que promovió el ir a buscar algún sitio?” “¿Ni tampoco insistió para que fuera uno de ellos el que la penetrara vaginalmente?” “¿No dijo nada?”
Además, la sentencia definitiva no llegó hasta 2021, lo que extendió su sufrimiento durante cinco años. Este caso ejemplifica cómo el sistema puede fallar en proteger a las víctimas y acentuar su dolor.
La justicia debe proteger a las víctimas, no causarles más daño. La implementación de medidas como la justicia restaurativa, la capacitación en empatía para los actores judiciales y la reducción de procedimientos innecesarios es clave para evitar la victimización secundaria. Solo así se puede garantizar un trato digno para quienes ya han sufrido bastante y ayudarles a cerrar una etapa dolorosa de sus vidas.
Deja un comentario