Decoración navideña en la empresa: cómo garantizar la seguridad

La Navidad sigue siendo, también en 2025, un momento clave para muchas empresas en España. Oficinas, comercios, hoteles, industrias y centros de atención al público se decoran para crear un ambiente más cercano y positivo, tanto para trabajadores como para clientes. Sin embargo, lo que a menudo se percibe como una acción inocente y estética tiene implicaciones directas en la seguridad laboral. Una decoración navideña en la empresa mal planificada puede convertirse en un riesgo real.

Hablar de seguridad en la decoración navideña no es exagerado: es una cuestión de prevención, responsabilidad legal y sentido común.

Decorar también es organizar el trabajo

En el entorno laboral, cualquier elemento que se incorpore al centro de trabajo, aunque sea temporal, debe considerarse parte del mismo. Árboles, luces, guirnaldas, figuras decorativas o cables adicionales modifican el espacio, afectan a la movilidad y pueden alterar instalaciones eléctricas existentes.

La Ley de Prevención de Riesgos Laborales obliga a las empresas a garantizar la seguridad de los trabajadores frente a cualquier riesgo derivado de su actividad, y la decoración navideña entra dentro de ese marco. En 2025, esta visión está ya plenamente integrada en las inspecciones y auditorías preventivas, especialmente en empresas con atención al público o gran número de trabajadores.

Riesgos más frecuentes asociados a la decoración navideña

Los problemas más habituales no suelen ser grandes incendios ni accidentes espectaculares, sino incidentes pequeños pero repetidos que pueden acabar en baja laboral o sanción administrativa:

• Sobrecargas eléctricas por uso excesivo de regletas o enchufes múltiples.
• Tropiezos y caídas por cables mal canalizados o elementos decorativos en zonas de paso.
• Riesgo de incendio por materiales inflamables cerca de fuentes de calor.
• Bloqueo parcial de salidas de emergencia o extintores.
• Caídas al colocar adornos en altura sin medios adecuados.

En 2025, además, se presta especial atención a los riesgos ergonómicos durante el montaje y desmontaje, ya que muchos accidentes se producen precisamente en esos momentos.

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Electricidad: el punto crítico

La iluminación navideña sigue siendo el principal foco de riesgo. Aunque la tecnología LED ha reducido el consumo y el calentamiento, sigue siendo imprescindible cumplir con criterios técnicos básicos:

• Utilizar exclusivamente luces con marcado CE y etiquetado claro.
• Evitar el uso de material doméstico en entornos profesionales si no está diseñado para uso continuado.
• No encadenar más tramos de los recomendados por el fabricante.
• Distribuir la carga eléctrica y evitar enchufar toda la decoración a un solo punto.

En empresas con instalaciones más antiguas, es especialmente recomendable consultar con el servicio de mantenimiento o un electricista autorizado antes de instalar grandes cantidades de iluminación adicional.

Orden, espacios y evacuación

Uno de los aspectos más vigilados por los servicios de prevención y por la Inspección de Trabajo es el respeto a las vías de evacuación. En Navidad es frecuente “aprovechar” pasillos, rellanos o zonas cercanas a salidas para colocar árboles o figuras grandes, sin ser conscientes del riesgo que supone.

Las normas son claras: ninguna decoración debe reducir el ancho útil de pasillos, tapar señalización de emergencia ni impedir el acceso a puertas, extintores o pulsadores de alarma. Esto es especialmente relevante en comercios, oficinas abiertas al público y centros de trabajo con alta ocupación.

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Materiales y fuego: un binomio a vigilar

Aunque cada vez es menos habitual el uso de velas reales, todavía aparecen en recepciones, eventos corporativos o escaparates. En el entorno laboral, su uso no es recomendable salvo en espacios controlados y con medidas muy estrictas.

Los materiales decorativos como son el papel, tela, cartón, espuma, deben colocarse lejos de focos de calor, radiadores, máquinas o equipos informáticos. En 2025, muchas empresas ya optan por materiales ignífugos o certificados como retardantes al fuego, una decisión que reduce riesgos y demuestra compromiso preventivo.

La importancia de asignar responsabilidades

Un error habitual es dejar la decoración “a la buena voluntad” de los empleados. Desde el punto de vista preventivo, esto no es adecuado. Lo recomendable es:

• Designar a una persona responsable de coordinar la decoración.
• Contar con el visto bueno del servicio de prevención o mantenimiento.
• Establecer normas claras sobre qué se puede y qué no se puede colocar.

Esta organización evita improvisaciones y, sobre todo, conflictos de responsabilidad si ocurre un incidente.

Formación breve, pero efectiva

No es necesario impartir cursos largos, pero sí recordar algunas pautas básicas. En muchas empresas españolas en 2025 se opta por enviar una nota interna o dedicar unos minutos en una reunión a explicar:

• Que no se deben mover ni manipular enchufes sin autorización.
• Que cualquier olor a quemado o fallo eléctrico debe comunicarse de inmediato.
• Que no se deben modificar decoraciones sin avisar al responsable designado.

Estos pequeños gestos reducen considerablemente la siniestralidad.

Sostenibilidad y eficiencia: un valor añadido

La seguridad también va de la mano de la sostenibilidad. Programadores horarios, iluminación LED, reutilización de adornos de un año para otro y reducción del consumo eléctrico no solo disminuyen riesgos técnicos, sino que encajan con las políticas de eficiencia energética y responsabilidad social que muchas empresas españolas están reforzando en 2025.

Además, planificar bien evita gastos innecesarios y compras de última hora, que suelen ser las menos seguras.

No olvides celebrar sin poner en riesgo

La decoración navideña en la empresa no es un detalle menor ni una simple cuestión estética. Es una actividad temporal que afecta al entorno de trabajo y, por tanto, debe gestionarse con criterios de seguridad, prevención y responsabilidad.

En 2025, las empresas en España que integran la decoración navideña dentro de su cultura preventiva no solo evitan accidentes y sanciones, sino que transmiten un mensaje claro: se puede celebrar, crear buen ambiente y cuidar a las personas al mismo tiempo. Y esa, al final, es la mejor forma de empezar el nuevo año.