La gestión de crisis económicas y situaciones de insolvencia constituye un aspecto esencial dentro del ordenamiento jurídico y financiero de un país. En este contexto, el administrador concursal se convierte en una figura de especial relevancia.
Su intervención resulta indispensable en los concursos de acreedores, procedimiento judicial previsto para hacer frente a las deudas cuando una persona física o jurídica no puede cumplir con sus obligaciones de pago.
Este profesional actúa como mediador imparcial, encargado de analizar, supervisar y dirigir el desarrollo del proceso concursal con el objetivo de maximizar el beneficio para todas las partes implicadas, especialmente los acreedores, y en la medida de lo posible, garantizar la continuidad de la actividad económica.
¿Qué hace un administrador concursal?
El administrador concursal es el profesional designado por el juez una vez que se declara el concurso de acreedores. Su función principal consiste en intervenir y supervisar el desarrollo del procedimiento desde una posición de total objetividad.
Esta labor incluye el estudio de la situación financiera del deudor, la elaboración de informes técnicos y jurídicos, la representación de la empresa en determinadas actuaciones, y la gestión del patrimonio de la concursada, entre otras tareas.
La intervención del administrador concursal permite asegurar que el procedimiento se desarrolle de forma ordenada, respetando los derechos de los acreedores y preservando el patrimonio del deudor.
A través de su trabajo, busca una solución negociada (convenio) o, en su defecto, llevar a cabo una liquidación que permita satisfacer en la mayor medida posible las deudas pendientes.
¿Quién puede ser administrador o administradora concursal?
El acceso a esta profesión está estrictamente regulado. Los requisitos para ser administrador concursal están diseñados para garantizar que las personas designadas para este cargo cuenten con la formación, experiencia y competencias necesarias para afrontar los retos que implica esta labor.
Según la normativa vigente en España, puede ser administrador concursal cualquier profesional que cumpla con los siguientes criterios:
- Poseer titulación universitaria en Derecho, Ciencias Económicas, Ciencias Empresariales, Administración y Dirección de Empresas u otra formación equivalente relacionada con el ámbito jurídico-económico.
- Contar con una experiencia profesional acreditada de, al menos, cinco años en actividades relacionadas con el Derecho mercantil, la economía o la gestión empresarial.
- Haber cursado y superado una formación específica en Derecho Concursal ofrecida por instituciones o universidades reconocidas. El Máster en Administración Concursal + Titulación Universitaria (módulo con Certificación WCA) de INEAF está pensado para cumplir este requisito.
- Superar una prueba de aptitud profesional de carácter nacional, que consiste en un examen teórico-práctico centrado en un caso de concurso de acreedores.
- Estar inscrito en la Sección Cuarta del Registro Público Concursal, donde constan los profesionales habilitados para ser designados por los jueces.
- Tener contratado un seguro de responsabilidad civil que cubra los daños que pudiera causar en el ejercicio de sus funciones.
Existen también una serie de incompatibilidades legales que impiden ejercer como administrador concursal. Entre ellas se incluyen:
- Haber mantenido relación profesional con el deudor en los tres años anteriores a la declaración del concurso.
- Tener vínculos familiares, empresariales o laborales con personas o entidades relacionadas con el deudor.
- Ejercer simultáneamente actividades que puedan suponer un conflicto de intereses.
- Estar inhabilitado para el ejercicio del comercio o para ser administrador de sociedades.
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Funciones del administrador concursal
Una vez nombrado, el administrador concursal asume diversas responsabilidades. Estas se estructuran en diferentes fases del procedimiento concursal y abarcan tareas jurídicas, económicas y de gestión:
- Informe inicial: Elabora un documento exhaustivo en el que se describe la situación financiera y patrimonial del deudor, se identifican las causas de la insolvencia y se analiza la actuación de los administradores de la empresa concursada.
- Inventario de bienes y deudas: Detalla el conjunto de activos y pasivos, identificando con precisión los elementos que forman parte del patrimonio del deudor.
- Listado de acreedores: Redacta un listado completo y clasificado de acreedores, junto con los importes que se les adeudan y el carácter de los créditos (ordinarios, privilegiados, subordinados).
- Gestión del patrimonio: Administra los bienes del deudor, adoptando decisiones que permitan conservar su valor y, en lo posible, mantener la continuidad de la actividad económica.
- Supervisión y autorización: Valida determinadas operaciones realizadas por el deudor, tales como la firma o la rescisión de contratos, siempre bajo supervisión judicial.
- Propuesta de convenio o liquidación: Elabora una propuesta de convenio para reestructurar la deuda o, si no es viable, un plan de liquidación que contemple la venta ordenada de los activos.
Estas funciones exigen un profundo conocimiento del Derecho Concursal, capacidad analítica, habilidades de negociación y una conducta ética y profesional intachable.
Habilidades destacadas de los administradores concursales
Al margen de los conocimientos jurídicos y económicos necesarios, existen una serie de competencias personales que son esenciales para el éxito en la profesión.
Estas habilidades complementan los requisitos para ser administrador concursal y permiten afrontar de manera eficaz los retos del cargo:
- Capacidad de negociación y resolución de conflictos: La finalidad del proceso es, en muchos casos, alcanzar acuerdos entre el deudor y los acreedores, por lo que estas competencias resultan imprescindibles.
- Pensamiento analítico: El profesional debe ser capaz de interpretar estados financieros, contratos, y situaciones empresariales complejas.
- Organización y disciplina: La puntualidad en la presentación de informes y la precisión en el seguimiento de los plazos son claves para el buen desarrollo del proceso.
- Comunicación efectiva: El administrador actúa como interlocutor entre el juez, los acreedores y el deudor, y debe ser claro, preciso y diplomático.
- Integridad y profesionalidad: La transparencia, la imparcialidad y el respeto a la legalidad son pilares del ejercicio profesional.
Los requisitos para ser administrador concursal implican mucho más que la obtención de un título o la superación de un examen.
Se trata de una profesión de gran responsabilidad, que requiere una combinación de conocimientos técnicos, experiencia, competencias personales y compromiso ético.
Su función es esencial para asegurar que los procedimientos de insolvencia se gestionen de forma equitativa, legal y eficiente.
El administrador concursal actúa como garante del equilibrio entre los intereses de los acreedores y los derechos del deudor, contribuyendo a la estabilidad del tejido empresarial y al buen funcionamiento del sistema económico.
Por ello, es fundamental que quienes aspiren a ejercer esta profesión conozcan bien todos los requisitos para ser administrador concursal, y se preparen adecuadamente para asumir esta importante responsabilidad.
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