¿Por qué España no tiene consejero de Seguridad Nacional?

Consejero seguridad nacional

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18/09/2025

La seguridad nacional es un concepto cada vez más amplio. Ya no se limita al ámbito militar. También abarca la ciberseguridad, la energía, la salud, la migración, el medio ambiente y la cohesión social. Muchos países han respondido a esta complejidad creando la figura del Consejero de Seguridad Nacional.

Este cargo actúa como asesor directo del presidente y coordina la estrategia global del país. En Estados Unidos, por ejemplo, el National Security Advisor es una pieza central de la Casa Blanca. En Francia, el presidente cuenta con un Conseiller pour la Sécurité Nationale.

España, sin embargo, no dispone de un cargo similar. Esto abre un debate: ¿por qué nuestro país ha optado por un modelo diferente?

El marco institucional español

La explicación está en la arquitectura institucional de la seguridad nacional. La Ley de Seguridad Nacional de 2015 diseñó un sistema basado en órganos colegiados y no en consejeros individuales.

El principal órgano es el Consejo de Seguridad Nacional (CSN). Lo preside el presidente del Gobierno y lo integran los ministros responsables en cada ámbito. Este consejo puede convocarse en situaciones de crisis, pero también tiene funciones de planificación.

A su lado, el Departamento de Seguridad Nacional (DSN) funciona como brazo técnico. Depende directamente de Presidencia y trabaja de forma permanente para recopilar información, elaborar informes y apoyar al Consejo. En la práctica, el DSN es un centro de coordinación estratégica.

Finalmente, la Estrategia de Seguridad Nacional (ESN), actualizada en 2021, actúa como hoja de ruta. Define los principales riesgos: terrorismo, ciberseguridad, migración, seguridad energética, emergencias sanitarias y cambio climático, entre otros.

Fortalezas del modelo colegiado

El sistema español tiene ventajas evidentes. En primer lugar, garantiza una visión transversal, porque cada ministerio aporta la perspectiva de su área. Eso reduce el riesgo de decisiones parciales.

Otra ventaja es la legitimidad democrática. El Consejo está formado por responsables políticos con competencias reales, y no por asesores sin responsabilidad pública. Este diseño refuerza la transparencia institucional.

Además, el modelo encaja en el sistema parlamentario español. A diferencia de Estados Unidos o Francia, donde existe un presidencialismo fuerte, España apuesta por la coordinación interministerial.

Debilidades: lentitud y falta de liderazgo

Sin embargo, este modelo también genera inconvenientes. La coordinación entre varios ministerios puede ralentizar la toma de decisiones en una crisis urgente. Un ciberataque masivo o un corte en el suministro energético exigirían una respuesta más rápida de lo que permite el sistema colegiado.

Otro punto débil es el papel del Departamento de Seguridad Nacional. Aunque trabaja de forma continua, su función es técnica y no política. Carece de la autoridad suficiente para orientar al presidente en decisiones estratégicas de alto nivel.

A esto se añade la frecuencia limitada de las reuniones del Consejo de Seguridad Nacional. Al no reunirse de manera regular, pierde eficacia como órgano de coordinación permanente.

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Comparación con otros países

La comparación internacional ayuda a entender mejor las diferencias.

En Estados Unidos, el consejero de seguridad nacional coordina a Defensa, Estado y Seguridad Interior. Tiene acceso directo y diario al presidente. En Francia, el consejero cumple un papel parecido dentro del equipo presidencial, con gran peso en la política exterior. En Reino Unido, existe el National Security Adviser, que asesora al primer ministro y preside el Consejo de Seguridad Nacional británico.

España, en contraste, carece de esta figura única. El presidente recibe información de ministros y del DSN, pero no cuenta con un asesor centralizado que sintetice todos los riesgos y opciones.

La Estrategia de Seguridad Nacional como guía

La Estrategia de Seguridad Nacional 2021 reconoce un entorno “incierto, complejo e interdependiente”. Señala 16 ámbitos de actuación, que incluyen la defensa, la ciberseguridad, la seguridad marítima, la salud y la energía.

Este documento define las prioridades del Estado. No obstante, su aplicación depende de la coordinación interministerial. La pregunta clave es si la actual arquitectura es suficiente para llevarla a la práctica de forma ágil y eficaz.

Algunos expertos consideran que la ausencia de un consejero dificulta esta tarea. Otros, en cambio, defienden que el modelo plural es más democrático y evita el riesgo de concentración de poder.

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Escenarios de crisis: ¿qué pasaría en España?

Un ejemplo hipotético ayuda a ilustrar el dilema. Supongamos que un ciberataque deja fuera de servicio infraestructuras críticas. En el sistema actual, la respuesta pasaría por Defensa, Interior, Asuntos Económicos y Transformación Digital. El DSN coordinaría la información, pero la decisión final recaería en el Consejo de Seguridad Nacional.

Si España tuviera un consejero, el presidente podría recibir asesoramiento inmediato de una sola persona. Este cargo activaría directamente a los ministerios implicados y garantizaría una respuesta más rápida.

El escenario muestra el contraste entre un liderazgo centralizado y un modelo colegiado.

El debate político y académico

El debate sobre crear un consejero de seguridad nacional en España lleva años sobre la mesa. Sus defensores aseguran que el aumento de riesgos globales exige una figura fuerte y con visión estratégica.

En cambio, los detractores opinan que el modelo actual es suficiente. Destacan que el sistema colegiado refuerza la legitimidad institucional y evita que la seguridad dependa de un solo asesor.

En el ámbito académico, las posturas también son diversas. Algunos investigadores creen que España debería alinearse con sus socios de la OTAN y la UE, que avanzan hacia una coordinación más centralizada. Otros sostienen que nuestro modelo refleja la cultura política española, más pluralista y menos presidencialista.

Conclusiones

España no tiene un consejero de seguridad nacional porque ha elegido un modelo distinto. El presidente se apoya en el Consejo de Seguridad Nacional y en el Departamento de Seguridad Nacional. Este esquema prioriza la coordinación interministerial en lugar de la concentración de poder en una sola figura.

El modelo ofrece ventajas: pluralidad de perspectivas, legitimidad democrática y coherencia con el sistema parlamentario. También plantea debilidades: lentitud, falta de liderazgo estratégico y un vacío de asesoramiento directo.

La Estrategia de Seguridad Nacional 2021 reconoce la necesidad de reforzar la coordinación. La cuestión pendiente es si basta con mejorar el funcionamiento del sistema actual o si, en el futuro, España deberá crear un consejero.

Por ahora, el país mantiene su singularidad institucional. Sin embargo, la creciente complejidad de las amenazas podría reabrir pronto el debate.

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