Contabilidad de mínimos: claves esenciales

Contabilidad de mínimos

La contabilidad de mínimos ya se considera como el Low Cost de la contabilidad para algunos tipos de empresas y es algo que empieza a preocupar.  Y es que este “tipo” de contabilidad es una tendencia que se está viendo cada vez más a menudo en pequeñas empresas y autónomos con la única intención de rebajar costes.

Función de la contabilidad

Sabemos que la función de la contabilidad es poder mostrar una foto de la empresa en una fecha determinada. Nos permite conocer los bienes y derechos (Activos) con los que cuenta la empresa para hacer frente a sus obligaciones (pasivos). Todo esto se logra con la interpretación de los denominados estados financieros de la sociedad establecidos en el Plan General Contable.

Pues bien, la contabilidad de mínimos se olvida de la función de ver la situación real de la empresa. La contabilidad de mínimos  se centra exclusivamente en cumplir los requisitos mínimos para cumplir sus obligaciones fiscales y mercantiles. Podemos decir que su función es tan solo presentar por obligación, las cuentas anuales y pagar impuestos.

¿Qué es la contabilidad de mínimos?

Aunque no es un tipo de contabilidad como tal, podemos decir que la contabilidad de mínimos es un régimen contable simplificado. Está diseñado para pequeñas empresas y autónomos, con el objetivo de reducir la carga administrativa y facilitar el cumplimiento de las obligaciones fiscales.

En este sistema, las empresas no llevan una contabilidad tan detallada como en el régimen general, lo que permite un control más sencillo de las operaciones financieras. Sin embargo, esta simplificación tiene sus límites, y las empresas deben seguir ciertos procedimientos establecidos para no caer en el incumplimiento.

¿Por qué las empresas optan por la contabilidad de mínimos?

Las empresas y autónomos que optan por la contabilidad de mínimos lo hacen principalmente por tres motivos. Pretenden reducir la carga administrativa, los costes asociados al cumplimiento de las normativas contables y fiscales, y la complejidad de los trámites que deben seguir.

Algunas de las razones por las que las empresas eligen este régimen son:

  1. Simplicidad en los procesos contables: No requieren llevar una contabilidad tan detallada, lo que facilita la gestión.
  2. Reducción de costos: Al ser más sencilla, la contabilidad de mínimos reduce la necesidad de contratar personal altamente especializado o programas  contables costosos.
  3. Cumplimiento fiscal más ágil: Facilita el cumplimiento de las obligaciones fiscales de las pequeñas empresas, sobre todo para aquellas que tienen una facturación o actividad limitada.
  4. Exención de algunas obligaciones: Las pequeñas empresas pueden estar exentas de algunas obligaciones, como la presentación de algunos  estados financieros más detallados.

Problemas de la contabilidad de mínimos

El uso de esta contabilidad simplificada no solo trae ventajas sino que es posible que presente  varios problemas y limitaciones para las empresas que la eligen. Vemos algunos ejemplos:

  1. Falta de precisión y visibilidad financiera: Al ser un sistema simplificado, las empresas pueden no tener una visión tan clara o detallada de su situación financiera. Esto puede dificultar la toma de decisiones empresariales informadas.
  2. Limitación en la deducción de ciertos gastos: Es posible que algunas deducciones fiscales no se puedan aplicar por falta de información. En algunos casos esto puede incrementar la carga tributaria para algunas empresas.
  3. Dependencia de una facturación limitada: Este régimen está destinado a empresas con una facturación relativamente baja. Si la empresa crece y supera ciertos límites , deberá pasar a un régimen contable más complejo, lo que puede generar finalmente costes adicionales en formación o contratación de personal especializado.

Riesgos fiscales y financieros de la contabilidad de mínimos

Los problemas mencionados si se agravan pueden llegar a suponer un riesgo más elevado, de ahí la preocupación por la simplicidad de esta contabilidad.

  1. Riesgos fiscales y legales: Un riesgo de la contabilidad de mínimos es que, debido a la falta de un control detallado, puede haber problemas en la declaración de impuestos. Esto  podría derivar en una sanción por parte de la Agencia Tributaria. Esto incluye el Impuesto de Sociedades, que puede ser incorrecto si no se lleva un adecuado registro de los ingresos y gastos.
  2. Imprecisión en la declaración del Impuesto de Sociedades: Las empresas que aplican la contabilidad de mínimos pueden no reflejar con exactitud la base imponible de su Impuesto de Sociedades. Esta base errónea puede derivar en un cálculo erróneo del impuesto que deben pagar, generando, en el mejor de los casos, una sobrecarga fiscal, o en el peor, problemas con la administración tributaria.
  3. Posibilidad de revisión o comprobación por la Agencia Tributaria:  la falta de una documentación detallada puede ser vista como una oportunidad para que la Agencia Tributaria realice revisiones más exhaustivas, buscando posibles evasiones fiscales o errores.
  4. Dificultades en la obtención de financiación: Al no contar con una contabilidad detallada y clara, las pequeñas empresas pueden tener dificultades para acceder a financiación o préstamos, ya que los bancos o entidades financieras prefieren estados financieros más completos y transparentes.
  5. Imposibilidad de presentar resultados consolidados: Si la empresa tiene varias líneas de negocio o empresas filiales, no podrá consolidar sus resultados financieros de manera precisa. La toma de decisiones estratégicas se verá también afectada.

En resumen

La contabilidad de mínimos  es una opción válida para pequeñas empresas y autónomos que buscan simplificar sus procesos contables y fiscales.

Sin embargo, al optar por este régimen, las empresas deben ser conscientes de los posibles riesgos fiscales y la limitación en cuanto a la visibilidad de su situación financiera.

Aunque se puede considerar un alivio administrativo, también existen riesgos que pueden afectar a la correcta declaración de impuestos y a la obtención de financiación, entre otros aspectos.

Como siempre, es fundamental que las empresas se asesoren adecuadamente para elegir el régimen contable que mejor se adapte a sus necesidades y evitar problemas a largo plazo.

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