En España las PYMES representan el 82,2% del total de empresas, y su financiación depende del crédito bancario.
En los últimos años, las pequeñas y medianas empresas españolas tienen serias dificultades para acceder al crédito. A esto hay que añadir que son numerosas las solicitudes rechazadas por falta de garantías: se exigen más avales, incluso de carácter personal.
Las PYMES se apoyan en las líneas ICO y en las Sociedades de Garantía Recíproca, que sirve de garantía para acceder al crédito bancario.
Si comparamos esta situación con la del resto de países de Europa, la situación de la PYMES en los demás países es más favorable que en España. En Alemania, el porcentaje de PYMES que acceden al crédito es del 79%, mientras que en nuestro país es del 50%.
En cuanto al interés que tienen que pagar las empresas españolas que acceden al crédito financiero es del 10%, mientras que en Alemania es del 2,5% y en Francia del 3,5%.
Los bancos españoles prefieren invertir en bonos, ya que suponen menos riesgo y menos consumo de capital. Esto ha ocasionado que el crédito a empresas españolas baje en un 15%. Es decir, es el propio Estado español el que “agota” la mayoría de préstamos de las entidades de crédito.
Los incentivos están determinados para que los bancos compren bonos y no presten dinero a las empresas. Como consecuencia, las empresas españolas no pueden competir con las alemanas, ni con las francesas, debido a la diferencia de intereses que existe entre los distintos países.
“Las empresas españolas pagan una media del 10% de interés, mientras que en Alemania pagan un 2,5%”
Como consecuencia de lo anterior, se produce el cierre de numerosas PYMES españolas ya que tienen una clara desventaja competitiva con el resto de países europeos, lo que sigue aumentando la destrucción de empleo.
En 2014 se estima un paro del 28,5% en España, si no se toman medidas para favorecer el crédito a las PYMES, las consecuencias podrían llegar a ser aún más devastadoras.
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