El teletrabajo o trabajo a distancia, impulsado masivamente a raíz de la pandemia, ha transformado el mundo laboral. Aunque ofrece flexibilidad y autonomía, también ha traído nuevos retos.
Uno de los más relevantes es el aumento de los riesgos psicosociales, en especial el síndrome de burnout. Este artículo analiza las causas, consecuencias y estrategias de prevención, con especial atención a su relación con la baja laboral y el bienestar en contextos de trabajo a distancia.
Estrés laboral y síndrome de burnout: conceptos clave
El estrés laboral es una respuesta natural ante demandas que superan los recursos de la persona trabajadora. Puede ser beneficioso si es puntual (eustrés), pero peligroso cuando se convierte en crónico (distrés). Este último puede evolucionar hacia el síndrome de burnout.
La OMS reconoce el burnout como un trastorno derivado de un estrés laboral crónico no gestionado. Se caracteriza por:
- Agotamiento emocional.
- Despersonalización (actitudes cínicas o distantes hacia el trabajo).
- Reducción del rendimiento personal.
Este síndrome afecta la salud física y mental, y puede ser causa de baja laboral prolongada. A menudo es invisible hasta que sus efectos son graves, tanto para la persona trabajadora como para la organización.
Factores de riesgo en el teletrabajo
Los riesgos psicosociales han existido siempre. Pero con la digitalización del trabajo, han aumentado y mutado.
Según la OIT, estos riesgos surgen de la interacción entre el entorno laboral, la organización del trabajo, las características personales y la vida fuera del trabajo. En el teletrabajo, los principales factores de riesgo incluyen:
- Aislamiento social: El contacto con compañeros disminuye, lo que puede generar soledad, desconexión emocional y falta de apoyo social.
- Difuminación de límites: Al trabajar desde casa, las fronteras entre vida laboral y personal se desdibujan. Esto dificulta la desconexión y genera una disponibilidad constante, aumentando el estrés.
- Carga de trabajo y jornadas extensas: Muchas personas trabajadoras perciben que deben estar siempre disponibles. Esto conduce a jornadas más largas, sin pausas adecuadas.
- Falta de reconocimiento: La distancia puede reducir la retroalimentación positiva del equipo o la dirección, lo que afecta la motivación y el sentido de pertenencia.
- Tecnoestrés: El uso continuo de tecnologías digitales genera fatiga, ansiedad, dependencia y sensación de vigilancia constante.
Consecuencias del burnout: salud, productividad y derecho laboral
Consecuencias personales: El burnout afecta la salud física y mental. Puede provocar:
- Trastornos del sueño.
- Problemas digestivos o cardiovasculares.
- Ansiedad, depresión o abuso de sustancias.
- Pérdida de motivación y sentido del trabajo.
Consecuencias laborales: El trabajador “quemado” reduce su productividad, comete más errores y se ausenta con más frecuencia. Es frecuente que pida la baja laboral, lo que implica costes para la empresa y para el sistema público de salud.
Reconocimiento jurídico
Las consecuencias patológicas de los riesgos psicosociales, y más en concreto las derivadas del estrés en el trabajo, no tienen una regulación expresa dentro del listado oficial de enfermedades profesionales recogido en el Real Decreto 1299/2006, de 10 de noviembre.
Por tanto, no pueden ser reconocidas como enfermedades profesionales, ya que no han sido específicamente tipificadas como tales.
Sin embargo, el art. 156.2.e) de la Ley General de la Seguridad Social (LGSS), aprobada por Real Decreto Legislativo 8/2015, ofrece una vía alternativa al contemplar como accidente de trabajo “las enfermedades, no incluidas en el artículo siguiente [enfermedades profesionales], que contraiga la persona trabajadora con motivo de la realización de su trabajo, siempre que se pruebe que la enfermedad tuvo por causa exclusiva la ejecución del mismo”.
Por tanto, el estrés laboral puede ser considerado accidente de trabajo, siempre y cuando se acredite la causalidad directa y exclusiva entre la actividad profesional y la patología sufrida.
Estrategias preventivas en del síndrome de burnout en teletrabajo
La prevención es la mejor herramienta contra el burnout. Requiere una acción coordinada entre trabajadores, empresas y responsables de salud laboral. A continuación, se proponen estrategias eficaces:
- Evaluación de riesgos psicosociales: Es clave aplicar metodologías específicas para identificar factores de riesgo. Esto debe incluir encuestas, entrevistas, y observación de condiciones de trabajo.
- Formación y sensibilización: Capacitar a los empleados y mandos intermedios en gestión del estrés, comunicación, liderazgo empático y desconexión digital. La información reduce el estigma y fomenta el autocuidado.
- Derecho a la desconexión digital: La Ley 10/2021 reconoce este derecho. Las empresas deben garantizar que sus empleados puedan desconectar fuera del horario laboral sin consecuencias negativas. Esto implica fijar horarios claros y no enviar correos ni mensajes fuera de ellos.
- Fomento de la organización saludable: Se deben aplicar prácticas como:
- Establecer metas realistas.
- Fomentar la autonomía y el sentido de propósito.
- Promover la participación en decisiones que afectan al trabajo.Estimular el reconocimiento y el feedback positivo.
- Promoción del bienestar emocional: Implementar programas de apoyo psicológico, coaching, meditación o mindfulness. Facilitar el acceso a recursos de salud mental y promover una cultura del cuidado.
- Fortalecimiento del liderazgo empático: Los líderes deben estar formados para detectar señales de agotamiento y actuar con empatía. Un buen liderazgo es clave para mantener equipos motivados y saludables.
- Establecimiento de rutinas saludables en casa: Los trabajadores también tienen un papel activo. Es importante:
- Crear un espacio de trabajo adecuado.
- Establecer horarios.
- Hacer pausas y ejercicio físico.
- Limitar el uso de pantallas fuera del horario laboral.
Jurisprudencia relevante síndrome de burnout
Numerosas sentencias han reconocido el burnout como causa de baja laboral. En algunos casos, incluso como enfermedad profesional, especialmente en el sector sanitario o educativo, donde los niveles de exigencia emocional son altos.
El síndrome de burnout es una amenaza real para la salud y el rendimiento en el teletrabajo. Su impacto se extiende a la productividad empresarial y a los sistemas de salud pública.
A pesar de la escasa regulación específica, tanto organismos internacionales como tribunales han comenzado a reconocerlo como una patología laboral.
Es urgente avanzar en políticas preventivas y en una cultura organizacional basada en el respeto a la salud mental. Solo así podrá garantizarse un teletrabajo sostenible y humano, donde bienestar y eficiencia vayan de la mano.
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