It’s your turn: Salidas profesionales traductor jurídico

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18/05/2022

El ámbito jurídico se desarrolla entre conceptos o términos muy complejos que requieren de un conocimiento experto por quienes operan en este sector. En ocasiones, se precisa de documentación o de realizar trámites donde el simple conocimiento del idioma es insuficiente. Es aquí donde entra en juego la figura del traductor jurídico.

A la hora de realizar cualquier traducción jurídica, se requiere de abordar el contexto de los conceptos jurídicos que aparecen en los documentos y su significado. Del mismo modo, deberá conocer el sistema legal del país de traducción.

¿Qué hace un traductor legal?

La labor del traductor jurídico es la de traducir textos legales de un idioma a otro. Con independencia del carácter público o privado de los documentos, se encargarán de dotar de sentido a conceptos jurídicos en otro idioma. Es, en este punto, donde queda demostrada la complejidad de quienes optan por especializarse como traductor legal.

En este sentido, el traductor jurídico deberá realizar una labor de investigación en derecho comparado, ya que, la intencionalidad de la traducción es la de ocasionar efectos legales en el país de traducción. Y es que, el dominio del idioma no lo es todo a la hora de afrontar como ser traductor jurídico.

¿Qué se necesita para ser traductor jurídico?

Los profesionales que desean información sobre como ser traductor jurídico tienen que saber que para ser un experto en inglés jurídico o, en otros idiomas como alemán jurídico, precisa de reunir unas competencias como los siguientes:

  • Formación jurídica, es decir, además del dominio del idioma, la experiencia y los conocimientos en el área legal será vital para reducir al máximo los posibles errores.
  • Especialización en los términos más concretos de cada rama jurídica para poder afrontar la traducción con garantías. Existen el curso de inglés jurídico que, pueden especializarte en este sector en el idioma anglosajón.
  • Conocer los marcos normativos de los países implicados en la traducción, puesto que de ellos se derivarán unos efectos legales que se requieren investigar previamente.
  • Mantenerse actualizado, ya que, son innumerables las reformas legales que se producen, y que requiere de conocimiento para ajustarse a la legalidad vigente.
  • Traducir con el idioma dominante. Por ejemplo, quienes acceden a clases de inglés jurídico no podrán elegirlo a la hora de ofrecer sus servicios como traductor legal, si tiene un conocimiento básico y no experto.
  • Mantener el rigor a la hora de traducir la siempre compleja terminología jurídica, aunque no tenga su equivalencia en el idioma de destino.

¿Qué estudiar para ser traductor jurídico?

En consonancia con el apartado anterior, la especialización del traductor legal es vital para abordar textos legales tanto públicos como privados necesarios de unas competencias adicionales al dominio de un idioma. Por lo tanto, especializarse en áreas del derecho como el penal, el administrativo, el civil, el laboral o el internacional favorece la rigurosidad de las traducciones jurídicas.

Además de ello, la diferencia idiomática en este sector debe ser cubierta por el dominio de las particularidades del inglés jurídico, en el de textos anglosajones o de alemán jurídico al referirnos a documentación bávara, por ejemplo. Esto se debe a que no siempre existe una equivalencia entre los términos o tampoco la literalidad facilita la compresión de expresiones tan complejas como las del mundo jurídico.

¿Dónde puede trabajar?

Las salidas profesionales del traductor legal pueden ser de dos tipos. En primer lugar, puede desempeñar su labor por cuenta propia realizando traducciones como abogados, para empresas o agencias de traducción. Y, en segundo lugar, puede desarrollar su actividad profesional de forma interna en negocios como despachos de abogados; o bien, en organismos tanto de carácter nacional como internacional.

Entre los documentos legales que requieren de una mayor intervención de los traductores jurídicos para poder desplegar sus efectos de forma plena se encuentran: testamentos, escrituras, sentencias, legislación internacional, u homologaciones y licencias, entre otros. Del mismo modo, más allá del ámbito jurídico, podrán complementariamente traducir títulos o diplomas, certificados de notas, o certificaciones de asistencia a conferencias.

¿Cómo ser traductor jurídico en España?

Los requisitos de acceso al puesto de traductor-intérprete jurado consisten en aprobar uno de los exámenes oficiales del Ministerio de Asuntos Exteriores que se convocan de forma anual. Además, para poder optar, se requiere estar en posesión del título de diplomado universitario, ingeniero técnico, arquitecto técnico o equivalentes.

El examen consta de un examen tipo test de 50 preguntas sobre el temario que aparece en la convocatoria, y tres ejercicios que constan de una traducción al castellano, otra en lengua extranjero y otra de carácter jurídico al castellano. En el caso de haber superado todas estas pruebas se abrirá un plazo en el que los aspirantes deberán acreditar la comprensión y el idioma y donde el tribunal solicitará una traducción de un texto escrito y del que deberán responder a las preguntas que el tribunal le haga.

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