La Comisión de Expertos aprobada por el Consejo de Ministros el pasado 5 de julio, en la que se designó como presidente al catedrático de Hacienda Pública Manuel Lagares, aborda en sus primeros compases la revisión de la repercusión impositiva del IRPF sobre las clases medias y bajas.
El IRPF es un impuesto progresivo que trata de gravar las rentas de las personas físicas en función de la riqueza y la necesidad, es deci
En este primer asalto, la comisión de expertos hace hincapié en la reforma del sistema de mínimos personales y familiares que suponen la adecuación del IRPF a las circunstancias personales y familiares del contribuyente, cuantificando la parte de la renta que se destina para satisfacer las necesidades personales y familiares básicas y eximirlas de tributación.
El objetivo final del IRPF es que todos los ciudadanos colaboren con Hacienda, para crear un fondo público que se reinvierta en servicios comunes para la sociedad contribuyendo con una parte de su renta, ajustándose dicha “parte” a las necesidades básicas de cada individuo y creando así una “feedback” económico-social, por llamarlo de alguna manera.
Aunque suene un tanto “idílico”, la progresividad del IRPF consiste en eso:
1.- Se calculan todas las fuentes de ingresos del contribuyente clasificándose en general y en ahorro, siendo la parte que se considera ahorro menos perjudicada por el efecto impositivo.
2.- Una vez se tenga una base de ingresos de cada ciudadano, se practican una serie de reducciones, calculando así una base líquida. A continuación, se calcula una serie de mínimos (el famoso sistema de mínimos personales y familiares) que supuestamente el contribuyente necesita para que su unidad familiar viva dignamente.
3.- Según el volumen de ingresos, y el volumen de mínimos personales y familiares, se le aplica a los dos importes indistintamente un tipo impositivo variable en función de la cantidad.
4.- Estas cifras se restan, y dan lugar a una base liquidable que podrá beneficiarse de deducciones y bonificaciones y posteriormente se ajustarán cuentas con el importe retenido durante el año, para resultar la cifra a pagar o que nos devuelva Hacienda.
Pues bien, lo que esta primera valoración de la Comisión de Expertos busca, es que frente a una subida del tipo impositivo, la progresividad se siga respetando. Es decir, que no solo se tenga en cuenta la fuente de ingresos, sino también la fuente de gastos, incidiendo bastante en las bonificaciones personales y familiares de los contribuyentes para así poder liberar del ahogo a las clases medias-bajas, tan castigadas por la crisis.