Para definir qué es un contrato mercantil, podemos indicar que se trata de un contrato donde se presta un servicio. En él, las partes son profesionales o empresarios y colaboran de forma independiente. Se trata de un elemento imprescindible para los negocios.
Normalmente, esta relación de prestación de servicios se da entre un profesional y una empresa. Su regulación la podemos localizar en el Código de Comercio y no debemos confundir el mismo con una relación laboral entre un trabajador y un empresario.
No existe una relación de contratos mercantiles, por lo que los propios comerciantes podrán crear nuevas figuras, ya que no hay características lo suficientemente claras para catalogarlos como mercantiles.
Para que exista el contrato mercantil debe haber primero una oferta y luego una aceptación de la otra parte. Se considerará celebrado en el lugar donde se hizo la oferta.
¿Cuáles son los requisitos para celebrar este contrato mercantil?
Se establecen una serie de condiciones para que se pueda firmar este contrato:
- Tiene que darse un consentimiento en las dos partes, debiendo ser una de ellas comerciante. Este concepto se asimila a empresario, por lo que se aplica a los que se dedican mutuamente a ordenar por cuenta propia medios materiales, intangibles y humanos. Es importante en cuanto al consentimiento resaltar los vicios que pueden afectarlo, como la violencia, intimidación, error o dolo. Si se da alguno de ellos en el mismo, puede anularse el contrato por completo.
- Las partes (cada una de ellas) deben tener capacidad legal para que puedan ejercer sus derechos.
- La prestación objeto del contrato tiene que ser lícita y guardar un respeto a la legalidad.
- Rige la libertad de forma, aunque no es lo más recomendable hacerlo de palabra puesto que se pueden generar escenarios de confusión con respecto al objetivo o cláusulas. Puede ser habitual que se otorgue escritura pública ante notario, recomendable si es un caso importante.
¿Qué contenido debe reflejarse en el contrato mercantil?
Diferenciaremos los siguientes elementos:
- Identificación exhausta y completa de las partes; por ejemplo: nombre, razón social, dirección, NIF.
- Objeto del contrato, es decir, qué servicios se van a prestar.
- Obligaciones de cada parte y consecuentemente las consecuencias de no cumplir con el contrato.
- Duración del mismo.
- El método de pago por los servicios.
¿Cómo lo diferenciamos con el contrato laboral?
En el contrato mercantil ambas partes son totalmente independientes, es decir, no existe una relación laboral ni de dependencia. En este también se da igualdad de condiciones entre ambas partes, por lo que no existe una subordinación como sí ocurre en el contrato laboral.
En contraposición, el contrato laboral está ideado para relaciones de dependencia, para trabajadores que están a su cargo. En el contrato mercantil se pueden contemplar muchos aspectos que serían considerados como prohibidos en el contrato laboral.
El contrato laboral se crea a partir de unas normas y convenios específicos.
Autónomos dependientes
En el caso de los autónomos dependientes (TRADE), que son aquellos que sus ingresos recibidos dependen en una cantidad mayor de 75% de un mismo cliente, ha de firmar un contrato mercantil con aquella empresa a la que le presta los servicios.
Existen unas condiciones para formalizar un contrato en el que una parte es una TRADE, y son:
- Este contrato se tiene que ser dado de alta en el Servicio Público de Empleo Estatal.
- El autónomo debe organizar su trabajo por su cuenta y con sus propios criterios.
- Este autónomo no puede tener trabajadores a su cuenta.
- El trabajo que realiza y desarrolle el autónomo no puede parecerse al que desarrollan los trabajadores por cuenta ajena de la empresa, por lo que, debe estar diferenciado.
El tener un contrato mercantil de este tipo por parte de una TRADE no implica que el autónomo quede eximido de sus obligaciones fiscales. Estas deberán ser las mismas que las de cualquier autónomo, y de igual manera las obligaciones con la Seguridad Social.
Algunos de los contratos mercantiles regulados concretamente en el Código de Comercio son, entre otros:
- Contratos de títulos de valores.
- Contratos de sociedad.
- El depósito mercantil.
- El préstamo mercantil.
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