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Nuevos aspectos del sistema retributivo por parte de las empresas ante la crisis

Malos tiempos para las empresas y para los trabajadores, algo que sabemos todos. Malos tiempos para mejorar nuestras condiciones laborales, sobre todo en lo que a salario se refiere, también es algo que sabemos todos. Y a las empresas además les supone un problema la desmotivación que puede cundir entre sus empleados a la hora de recibir sus nóminas sin el incremento que correspondería.

Con los nuevos cambios, reformas y demás sorpresas anunciadas desde el Ejecutivo, los trabajadores ven mermado su salario debido, entre otras cosas, a la subida del IRPF, unido a la decisión de muchas empresas de congelar los salarios.

Vayamos por partes:

Lo primero, tener en cuenta que un trabajador entiende su salario como la contraprestación principal que obtiene por los servicios prestados a la empresa. El trabajador cumple un número de horas y, a cambio, recibe un salario acorde. Hasta aquí todo claro y fácilmente comprensible, pero ¿qué pasa cuando un trabajador que ya ve mermada su capacidad económica, sigue cumpliendo su jornada laboral sin percibir ninguna compensación, como la adaptación de su salario al IPC?

Podemos estar empezando a gestar un clima desmotivador, donde los trabajadores no se sientan valorados, establezcan comparativas negativas con otras empresas del sector, y veamos cómo todo esto se traduce en una disminución significativa de la productividad. Otro de los puntos es la huida del talento hacia otras empresas donde se les valore de acuerdo a sus aptitudes profesionales.

Desde el punto de vista de la empresa, pueden aplicarse ciertos criterios que permitan una mayor flexibilidad en la valoración de cada profesional, y así fomentar la retribución en base a la valía y a los resultados de forma individual.

Lo segundo, establezcamos una tabla de contenido con los tipos de retribución que un trabajador puede obtener, más allá del salario en metálico.

Diferentes formas de retribución.

Existe la retribucion no financiera, como adaptar los horarios, y adaptar el salario a la flexibilidad laboral que permite al empleado compaginar su trabajo con otras actividades. Muy valorado por los trabajadores, según muestran las encuestas.

Dentro del apartado de las retribuciones financieras:

Sin embargo, la retribución variable puede convertirse en un arma de doble filo, si desde la empresa no se enfoca de forma correcta. Entender que la consecución de objetivos es una medida de presión, y un sistema de comparación negativa entre compañeros, puede crear un grave problema de insatisfacción, razón más que probable para crear una imagen nefasta no sólo de la empresa, sino de su política de RRHH.

Dentro de los beneficios sociales, puede ser de gran utilidad diseñar un programa donde se contemplen aspectos como contratar un seguro médico privado para los trabajadores, cheques comedor, plan de pensiones, ayudas para el estudio de los hijos/as como becas o parte de la cuota del servicio de guardería, etc. Sin duda, puede suponer un ahorro importante para el trabajador, ya que muchas veces estas cantidades suelen estar exentas casi en su totalidad a efectos tributarios. Al mismo tiempo, supone un ahorro de cotización para la empresa.

El otro punto dentro de la retribución indirecta es la retribución en especie. Consiste en “premiar” la consecución de objetivos de un trabajador con un viaje, por ejemplo. Aunque suele entenderse como un “regalo” ganado a pulso por el empleado, hay que tener cuidado porque en su declaración puede encontrarse una sorpresa negativa que esfume el efecto de dicha retribución.

Creación de una estrategia retributiva.

El primer punto que debe tener en cuenta la empresa es conocer la situación económico-financiera con exactitud para poder diseñar un plan de retribuciones con el que establecer un equilibrio. Dicho nivel sólo puede alcanzarse si se tienen en cuenta las necesidades de los trabajadores.

El objetivo deber ser el diseño de una estrategia en materia retributiva que consiga hacer llegar al empleado la satisfacción que la empresa concibe en su eficacia, así como el estímulo constante para mejorar la productividad. Sin duda, esta política retributiva debe ser conocida previamente por el trabajador, de forma que éste pueda adaptar dichas condiciones a su caso particular.

Por último, el punto más delicado e importante es la consideración que debe tener por parte de la empresa la adecuada gestión del talento. Saber retenerlo y aprovecharlo debe ser entendido como una pericia donde deben contemplarse todas las formas retributivas, no sólo la correspondiente al salario en metálico.

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