Estos días, se ha cumplido el primer aniversario de la controvertida Reforma Laboral que nuestro Gobierno impulsó como posible motor para la creación de empleo en nuestro país.
Insuficiente para unos, exagerada para otros, está claro que todo el mundo ha hecho uso, en mayor o menor medida, de las distintas opciones y particularidades que incluía esta norma. Grandes empresas, pequeños comercios, pymes, sindicatos, medios de comunicación de prensa escrita … de todos ellos hemos tenido noticias que han utilizado ERE’s de reducción, de suspensión … Mi opinión personal me dice que no es excesivamente coherente ni ético encabezar manifestaciones y realizar presión mediática contra una reforma de la que estás haciendo uso, pero bueno, ese será otro tema.
Al cumplirse un año de la publicación de la Reforma laboral mencionada, de la cual os dejo enlace al B.O.E. por si es de vuestro interés recuperarla, poco balance positivo podemos realizar de ella. Triste. El desempleo se ha incrementado, la contratación no consigue despegar, y las condiciones laborales de los trabajadores no parecen pasar por su mejor momento. Añado, que las empresas tampoco han tenido grandes ayudas, con decretos que han suprimido bonificaciones incluso consolidadas hace mucho tiempo. En definitiva, pasamos por un momento complicado en nuestro país.
Suelo hacer uso de símiles o ejemplos a la hora de intentar demostrar mis humildes argumentos con personas a las que, a veces, su ira no deja verle el más allá. La rueda, fue quizá uno de los inventos más grandes que la humanidad ha realizado, pero … quien inventó la rueda, ¿que puesto ocuparía hoy día en una cadena de una multinacional del automóvil si no se hubiese reciclado nada?
Con este pequeño post, solo quiero que penséis, que aunque dependamos en mayor o menor medida de un Gobierno, también somos nosotros, personas físicas, quienes tenemos la obligación de aportar nuestro granito de arena individual y colectivamente para salir adelante. Olvidarnos de terceros y mirar nuestro propio ombligo. A partir de ahí, luchar y formar un “yo” que nos permita defendernos ante esos terceros a los que culpamos.
Recuerda, solo así podremos comenzar la escalada, y no olvides ¿Y tú, estás preparado para ello?
Alberto Joven